viernes, 5 de marzo de 2010

Día Internacional de la Mujer

 Más mujeres eligen trabajar, pero la igualdad de género en el trabajo aún está muy lejos
GINEBRA – A pesar de algunas señales de progreso en términos de igualdad de género durante los últimos 15 años, todavía existe una gran brecha entre hombres y mujeres con respecto a oportunidades de trabajo y calidad del empleo, según un nuevo informe de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT).

El informe, titulado “Las mujeres en el mercado de trabajo: Medir el progreso e identificar los desafíos*”, dice que más de una década después de que la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing adoptara una ambiciosa plataforma de acción mundial sobre igualdad de género y emancipación de las mujeres, la discriminación de género permanece profundamente arraigada en la sociedad y la igualdad entre hombres y mujeres en el mercado laboral está aún muy lejos de ser una realidad.

El informe dice que la tasa de actividad de la mano de obra femenina aumentó de 50,2 a 51,7 por ciento entre 1980 y 2008, mientras que la tasa de actividad de la mano de obra masculina bajó de 82,0 a 77,7 por ciento. Como resultado, la brecha de género en la tasa de actividad de la mano de obra disminuyó de 32 a 26 puntos porcentuales.

“Si bien hemos visto progresos en algunas áreas desde que se realizó la conferencia de Beijing, y si bien más mujeres están eligiendo trabajar ahora que antes, las mujeres todavía no gozan de los mismos beneficios que los hombres en el mercado del trabajo”, dijo Sara Elder, del Departamento de Tendencias del Empleo de la OIT y principal autora del informe. “Todavía encontramos más mujeres que hombres en empleos precarios o con bajos salarios, ya sea porque éste es el único tipo de trabajo al cual tienen acceso o porque precisan encontrar algo que les permita equilibrar las responsabilidades de la familia y el trabajo. Los hombres no enfrentan estas mismas limitaciones”.

El informe muestra que existen tres áreas en las que persisten desequilibrios en materia de igualdad género en el mundo del trabajo. Primero, casi la mitad (48,4 por ciento) de la población femenina con más de 15 años permanece económicamente inactiva, comparado con el 22,3 por ciento de los hombres. En algunas regiones, todavía hay menos de 4 mujeres económicamente activas por cada 10 hombres activos. Segundo, las mujeres que quieren trabajar tienen más dificultades que los hombres a la hora de encontrar trabajo. Tercero, cuando las mujeres sí encuentran trabajo, reciben menores salarios y beneficios que los hombres en posiciones similares.

“Los mercados del trabajo y las políticas de trabajo deben estar mucho más ajustadas a un paradigma más amplio de igualdad de género, un paradigma que adapte y considere los valores y limitaciones propios de las mujeres y de los hombres”, dijo Sara Elder. “Es necesario –y posible- que exista un avance más rápido y amplio hacia la igualdad de género, tanto en términos de ocupaciones como de oportunidades de trabajo”.

El informe de la OIT dice que el impacto inicial de la crisis económica mundial se sintió en sectores dominados por los hombres, como las finanzas, la industria manufacturera y la construcción, pero que desde entonces el impacto se ha extendido a otros sectores – incluyendo los servicios – donde las mujeres tienden a predominar.

“Sabemos, por crisis anteriores, que las mujeres que pierden su trabajo tienen mayores dificultades de encontrar trabajo cuando comienza la recuperación económica”, dijo Sara Elder. “Por eso es importante garantizar que la igualdad de género no sea un objetivo político que se promueve en tiempos de bonanza y luego se olvide en tiempos difíciles. La igualdad de género debería ser percibida como un medio para promover el crecimiento y el empleo, y no como un costo o limitación”.

El 8 de marzo, la OIT celebrará el Día Internacional de la Mujer en su sede de Ginebra y en otras oficinas en todo el mundo. En Ginebra, un evento reunirá a expertos de gobiernos y organizaciones de empleadores y trabajadores de diferentes países y contextos para discutir sobre “Lo que funciona para las mujeres que trabajan”.



jueves, 18 de febrero de 2010

E-Learning y Educación a través de las TIC: La Experiencia de Corea

Del 17 al 19 de febrero se realiza en Lima el Seminario de E-Learning y Educación a través de las TIC: La experiencia en Corea. Los Expositores:
La delegación de Corea, Por el Perú: Juan José Flores, Alvaro Merino Reyna, Miriam Ponce, Manuel Solis, Oscar Becerra, Javier Firpo, Guillermo Molinari.

 Las actividades realizadas por el Ministerio de Educación tienen como objetivo promover el intercambio de experiencias sobre E-Learning y Educación con aplicación de las tecnologías de la información y comunicaciones entre la República de Corea y el Perú a través de Instituciones Educativas que vienen desarrollando proyectos y programas de E-Learning en ambos países.

Características del E-Learning en el Perú:

  • Pequeños proyectos E-learning a nivel de Facultades.Proyectos de educación presencial con apoyo virtual (modelo, pilotos).

  • Dependen del prestigio de la universidad. La mayoría carecen de un control de la calidad educativa.

  • Dependen de la voluntad del profesor. No hay una remuneración específica por el esfuerzo del profesor por el ejercicio de la docencia virtual.

  • Muy poca oferta de programas y/o cursos de especialización en docencia virtual.

  • El estudiante percibe apriori poca exigencia académica en comparación con la formación presencial.

  • Poco conocimiento de los estudiantes de la oferta de los programas virtuales a nivel de posgrado y pregrado.

  • El estudiante busca estudios que amplíen su perspectiva laboral y salarial.

  El poder de las TIC aceleran la inclusión social y el crecimiento económico:

  • Para la inclusión social: Educación, información, servicios de salud, servicios para el empleo, participación ciudadana.

  • Para impulsar la productividad y el crecimiento económico: Incrementar la competitividad, generar innovación, reducir costos de transacción.

  • Para apoyar la eficiencia y efectividad del gobierno: Servicios de información para ciudadanos y negocios, proceso del gobierno costo- eficientes.
                                                                 

sábado, 6 de febrero de 2010

La Inclusión y el Apoyo en el CETPRO

El apoyo dirigido a los estudiantes con necesidades Educativas Especiales tiene una estrecha relación con el funcionamiento y la actividad del Centro Educativo. No hace muchos años que este apoyo se concebía como una acción estrictamente individual, dirigida alos alumnos con dificultades. Se utilizaba entonces términos como Reeducación o refuerzo Pedagógico, para referir actuaciones específicamente dirigidas a alumnos con mayores o menores
dificultades. Si hoy se utiliza más el término Apoyo es por que este último no presupone necesariamente que las dificultades detectadas tengan un origen único en las características del alumno y en consecuencia las actuaciones consiguientes tampoco deben limitarse necesariamente a la intervención con éste, sea individualmente o en pequeños grupos.
   
Hoy entendemos que el profesor debe procurar alcanzar una visión más amplia y contextualizada de la realidad del Centro Educativo.No se trata tanto de resolver sin más los problemas de aprendizaje y el desarrollo de actividades técnicas, si no que es necesario alcanzar una visión más comprensiva de éstos que nos permita dar respuesta y un apoyo más inteligente y propiciar mecanismos que nos permitan corregir y preveer estas dificultades en el futuro.
Por esta razón debemos entender el APOYO como:

-La Intervención ,del profesor que lleva acabo su actividad con el estudiante sea dentro o fuera del aula regular.
-El Asesoramiento, del profesor a sus colegas sobre cómo plantear y abordar el trabajo con estudiantes que presenten dificultades similares.
-La Formación, organizada de los docentes que llevan a cabo directamente tareas dirigidas ala capacitación de sus colegas en diferentes áreas que faciliten la atención del estudiante con necesidades especiales.
-La Cooperación , señalar las actividades de grupos de profesores que conjuntamente se plantean la resolución de las dificultades que encuentran en su trabajo.

 
Priorizar nuestra atención a estos alumnos es tarea de todos en nuestra Institución Educativa.

Sin embargo, consideremos que la capacitación con la diversidad de público que atendemos en un Centro Técnico y las dificultades del estigma social al que tenemos que enfrentar  se nos presenta como un gran reto al que tenemos que Vencer.

lunes, 1 de febrero de 2010

Arquitecto de mi Desarrollo profesional

"Existe una necesidad creciente y permanente de seguir aprendiendo para poder estar a la par del rápido crecimiento en conocimiento y al constante cambio en nuestro ambiente de trabajo."

Hoy en día existe una necesidad creciente en las personas por hacerse cargo de su desarrollo, aprendizaje y carrera por diversas razones: la abrumadora cantidad de cambios en nuestras organizaciones así como la diversidad y número de conocimientos y habilidades requeridos para desempeñar nuestros trabajos. Las "escaleras" dentro de las organizaciones están encogiéndose rápidamente, o incluso desapareciendo dando paso a estructuras planas/horizontales. Existe una necesidad creciente y permanente de seguir aprendiendo para poder estar a la par del rápido crecimiento en conocimiento y al constante cambio en nuestro ambiente de trabajo.



El desarrollo de carrera es ahora la principal responsabilidad de los empleados y las organizaciones. Sin embargo una encuesta reciente a Directores de RRHH indica que éstos consideran el desarrollo de carrera como su función de menor importancia. Esto se relaciona con recientes tendencias a desaparecer las líneas de carrera y estabilidad en el trabajo. Así como el plan de jubilación de un empleado no es más una función corporativa, la responsabilidad de entrenamiento y desarrollo de carrera en las grandes corporaciones/transnacionales están siendo gradualmente entregados a los empleados como individuos.

La administración del aprendizaje y desarrollo personal es una nueva habilidad/competencia para la mayoría de las personas, para la cual no han sido adecuadamente preparados. La buena noticia es que esta responsabilidad también brinda mayor control sobre el propio aprendizaje y desarrollo de carrera así como la oportunidad de una vida laboral más estimulante y motivadora.

LA CARRERA

La "carrera" es un vehículo usado para ir logrando cada vez "más" en la vida profesional. La carrera crece junto con el desarrollo personal de un individuo y siempre está en movimiento: Ud. cambia de trabajo y su carrera se mueve, Ud. toma un curso y su carrera se desarrolla, Ud. se hace cargo de una situación retadora de una forma en la que todos ganan y sus competencias de liderazgo se fortalecen.

PLAN DE CARRERA

Un plan de desarrollo de carrera es una forma de establecer objetivos de crecimiento en una determinada carrera. El plan de desarrollo de carrera debe ser algo que un empleado cree por sí mismo, o pueda hacerlo con la ayuda de un consejero de carrera o con su actual empleador/jefe. En organizaciones donde existe un sistema de administración del desempeño, la evaluación del desempeño es un buen punto de partida.

Crear una lista de objetivos así como estrategias para lograrlas y una fecha deseada de cumplimiento, puede ser un paso en la dirección correcta cuando uno está tratando de darle un empujón a su carrera.

El plan de desarrollo es un proceso diseñado para ayudarlo a:

- Analizar sus objetivos de trabajo/carrera
- Enfocarse en desarrollar el conocimiento y habilidades para su posición actual y sus futuras oportunidad de carrera
- Definir como poder utilizar mejor sus fortalezas, talento, experiencia y pasión en su trabajo
- Escribir su propio plan de desarrollo
- Discutir sus objetivos de desarrollo con su jefe directo


 

miércoles, 27 de enero de 2010

Competencias Profesionales de un Docente

1. El profesor como profesional.
La creciente importancia dada al enfoque de competencias en la formación del profesorado se deriva de la mayor consideración de su trabajo como una profesión que posee un perfil profesional específico y distinto al de otros profesionales. Una aportación importante para conceptualizar lo que significa entender la práctica de la enseñanza como una profesión, y derivar de ahí las implicaciones para la formación, procede de los estudios hechos a partir del trabajo de Schön (1992) sobre el profesional reflexivo.

¿Qué hace que una determinada práctica laboral (en este caso, la docencia) pueda tener el calificativo de profesional? Un profesional es alguien que aísla un problema, lo plantea, concibe y elabora una solución y se asegura su aplicación. Además de lo anterior, no tiene un conocimiento previo sobre la solución a los problemas que eventualmente de su práctica habitual y cada vez que aparece uno debe elaborar una solución sobre la marcha. Los profesionales o el ser profesional, incluye la construcción de repertorios de ejemplos, imágenes, conocimientos y acciones (Schön, 1992). El profesional se ve obligado a “centrar el problema”, a tratar de descubrir aquello que resulta inadecuado en la situación y cómo actuar a continuación (Liston y Zeichner, 1993).

Siguiendo esta línea, no necesariamente en el oficio docente se realiza una acción pensada para afrontar las situaciones que se presentan. La resolución efectiva de problemas emergentes no surgirá a partir de la búsqueda de soluciones en una base o repertorio de conocimientos (teóricos y/o prácticos adquiridos) acerca de la disciplina, sino que surgirá, más bien, como un acto reflejo carente de todo proceso de reflexión sobre su misma práctica. Así lo plantea también Montero al decir que:

“… la profesión de la enseñanza no tiene un cuerpo codificado de conocimientos y habilidades compartidos, una cultura compartida. La ausencia de este cuerpo de conocimientos compartidos -una de las marcas de las profesiones- cuestiona la pertinencia de utilizar el término profesión para la enseñanza. La consideración de la experiencia práctica como la fuente más importante de adquisición de conocimientos y habilidades -situación que configura un saber vulgar técnico, o artesanal pero nunca un saber científico, base del saber profesional- ha conducido durante mucho tiempo a la irreverencia de la formación para la comunidad académica y los propios profesores” (Montero, 2001: 87).

Por lo anterior, se puede pensar entonces, que el sistema “funciona” con este perfil de profesor que no reflexiona sobre sus prácticas y que, más bien, es una “máquina repetidora” que de todas maneras proporciona respuestas a los requerimientos de los alumnos en situaciones de enseñanza y aprendizaje contextualizadas. En consecuencia, el ejercicio de la docencia bajo estos parámetros suscita la necesidad de la práctica reflexiva en el oficio de enseñar. Implica, además, el buen conocimiento de los contenidos a enseñar y de su didáctica, pero también conocimiento de la profesión y de sí mismo.

2. El rol del profesor en función de la formación por competencias
No es nada nuevo decir que el rol del profesional de la educación está cambiando, ya que permanentemente estamos escuchando acerca de las nuevas demandas al perfil profesional del docente. Demandas que se ven influenciadas por un contexto marcado por lo intercultural, el aumento de la heterogeneidad del alumnado, una creciente importancia hacia el dominio de varios idiomas, el progresivo aumento de las dificultades de aprendizaje de las materias científicas o la inclusión de las nuevas tecnologías de la información, por nombrar sólo algunos elementos. De lo anterior se desprende, por ejemplo, que los docentes deberían ejercer un compromiso social abierto con los más necesitados. En definitiva, las visiones de la escuela y de su papel social en cada momento histórico y en cada país van variando y eso obliga a reorientar, también, la idea de docente que sirva de base a la formación.

Otro factor que se puede considerar como un buen ejemplo de lo que afirmamos es lo que sucede en Europa ahora desde el punto de vista burocrático, ya que en la actualidad se está diseñando un nuevo modelo de formación inicial para el profesorado, de acuerdo con el complicado proceso de adaptación de los títulos al llamado Espacio Europeo de Educación Superior, y atendiendo al peso creciente que tienen las decisiones tomadas en el seno de la Unión Europea.

El segundo tema, que se cruza con el anterior, es la formación basada en competencias. Es reciente, en el medio educativo, la introducción y el uso del término ‘competencia’ en relación con los procesos de enseñanza y aprendizaje que se producen dentro de los diversos niveles del sistema educativo. En el ámbito universitario, se comenzó a utilizar este término desde que se inició el proceso de convergencia promovido por las correspondientes instancias políticas de la Unión Europea.

Así, decimos que todo proceso formativo destinado a la formación de profesionales bajo el enfoque por competencias está explícitamente presente la idea del lifelong learning, esto es, la imperativa necesidad de actualizarse permanentemente para estar en condiciones de dar una respuesta adecuada a las demandas del ejercicio profesional. Esta misma situación se da, por cierto, en el caso de los docentes.

3. ¿Competencias docentes?
Aunque ya hemos señalado que la diferencia establecida entre competencias genéricas y específicas parecía la más adecuada en relación con la profesión docente, es conveniente revisar algunas propuestas concretas que se han hecho con la intención de detectar si existen competencias exclusivamente docentes o no.

Una de las propuestas más citadas es la de Phillipe Perrenoud (2004) quien identifica a las competencias como la capacidad de movilizar varios recursos cognitivos para hacer frente a un tipo de situaciones, de este texto. Este autor ha descrito y pormenorizado diez dominios de competencias consideradas prioritarias en la formación continua del profesorado. La idea parece ser la misma, es decir, responder a qué tipo de profesor necesitamos en función de concepciones competencias y formación docente determinadas por la variabilidad de los contextos. Así, identifica dentro de estos dominios, por ejemplo: organizar y animar situaciones de aprendizaje; elaborar y hacer evolucionar dispositivos de diferenciación; implicar a los alumnos en su aprendizaje y en su trabajo; trabajar en equipo y afrontar los deberes y los dilemas éticos de la profesión.

Perrenoud plantea como una condición relevante que “es importante analizar con más detalle el funcionamiento de las competencias definidas, sobre todo para hacer el inventario de los conocimientos teóricos y metodológicos que movilizan…” (2004:11). De esto desprende que un trabajo profundo de las competencias consiste en relacionar cada una con un grupo delimitado de problemas y de tareas y clasificar los recursos cognitivos (conocimientos, técnicas, habilidades, aptitudes, competencias más específicas) movilizados por la competencia considerada.

Perrenoud, por tanto, entrega una óptica de competencia que traspasa el sentido de habilidad como acción concreta y pone énfasis en el sentido práctico o aplicativo contextualizado de todo el conjunto de habilidades y conocimientos que se posean. Además esta clasificación entrega una guía que permite conocer cuáles son las demandas que se establecen en un centro educativo en torno a las competencias, como también nos proporciona una buena herramienta pedagógica para analizar el trabajo del docente en dichos centros. La propuesta de este autor se puede considerar también para tenerla presente en la formación inicial del docente y no sólo en la formación continua del profesorado.

Con estas consideraciones, es importante tener en cuenta que las competencias no son en sí mismas conocimientos, habilidades o actitudes, aunque movilizan dichos recursos. Además esta movilización sólo resulta pertinente en situación –dice Perrenoud- y cada situación es única, aunque se las pueda tratar por analogía con otras ya conocidas. En este mismo sentido, el ejercicio de la competencia pasa por operaciones mentales complejas, sostenidas por esquemas de pensamiento (Altet, 1994, en Perrenoud, 2004b), los cuales permiten determinar (más o menos de un modo consciente y rápido) y realizar (más o menos de un modo eficaz) una acción relativamente adaptada a la realidad. Así, las competencias se crean en la formación, y gracias a la aplicación y experiencia cotidiana del ejecutante, de una situación de trabajo a otra.

Otro ejemplo de competencias docentes proviene del mundo anglosajón, sobre todo de los Estados Unidos, donde la terminología más recurrente es la de estándares profesionales. Escudero (2006:33-40) ha realizado una interesante agrupación de estas competencias y estándares en tres grandes núcleos:

• Conocimiento de base sobre el desarrollo y aprendizaje de los estudiantes y su diversidad personal, cultural y social, así como el dominio de los contenidos específicos de las materias y áreas, incluidas sus relaciones transversales y el conocimiento y dominio de diferentes metodologías y estrategias para hacer más viable el aprendizaje.

• Capacidades de aplicación del conocimiento a:

i) la planificación de la enseñanza, tomando decisiones fundadas sobre las relaciones y adecuaciones necesarias entre contenidos, estudiantes, currículum y comunidad;
ii) la selección y creación de tareas significativas para los estudiantes;
iii) establecer, negociar y mantener un clima de convivencia en el aula que facilite la implicación y el éxito escolar;
iv) la creación de oportunidades instructivas que faciliten el crecimiento académico, social y personal;
v) el uso efectivo de estrategias de comunicación verbal y no verbal que estimulen la indagación personal y en grupo;
vi) el uso de una variedad de estrategias instructivas que ayuden a los estudiantes a pensar críticamente, resolver problemas y demostrar habilidades prácticas, desarrollar su creatividad,
vii) la evaluación y su integración en la enseñanza-aprendizaje, modificando las actuaciones que sean apropiadas al seguir y conocer el progreso o las dificultades de cada alumno.

• Responsabilidad profesional a través de:

i) una práctica profesional y ética de acuerdo con criterios deontológicos y compartiendo responsabilidades con los demás docente;
ii) reflexión y aprendizaje continuo (implicándose en evaluaciones de los efectos de sus decisiones sobre los estudiantes y la comunidad, asumiendo como norma su propio desarrollo profesional);
iii) liderazgo y colaboración, tomando iniciativas y comprometiéndose con el aprendizaje de todos los alumnos y la mejora progresiva de la enseñanza.

El autor citado señala que los estándares descritos en las competencias mencionadas no tienen mucho que ver con el enfoque de racionalidad técnica que promueve la investigación sobre la eficacia docente. Escudero pone énfasis en rescatar aquí el sentido del término ‘competencia docente’ equivalente a un grupo de valores, creencias y compromisos, sin dejar de lado – por cierto- los conocimientos técnicos, capacidades y actitudes de los docentes, tanto en el plano colectivo (considerando que forman parte de grupos de trabajo e instituciones educativas) como a nivel de esfuerzo personal.

La gestión y monitoreo de los distintos tipos de competencias “docentes” se estructuran, finalmente, por medio de un perfil profesional, el que puede traducirse en términos de competencias de diverso tipo organizadas en dominios de ejercicio profesional y de formación. Estos aspectos son normalmente traducidos en términos de capacidades, tareas y funciones que emplean y desarrollan en el ejercicio de su respectiva profesión. Definido así, el perfil constituye la descripción del conjunto de los atributos de un rol o función profesional en virtud de competencias asociadas a las prácticas de la profesión. Los dominios o áreas de competencia representan grandes conjuntos de competencias agrupadas en función de grandes áreas sectoriales en que ejercen las profesiones. Así las diversas competencias son entendidas como la descripción de aquello que el discente transferirá y activará en el contexto de su desempeño profesional y que sintetiza los conocimientos, capacidades, habilidades, procedimientos necesarios para actuar eficazmente (Mertens, 1996; Le Boterf, 2000, Perrenoud, 2004; De Miguel, 2006; Pavié, 2007).

Especificamos además que a través de estos perfiles se busca optimizar la gestión administrativa cuando se realizan procesos de selección de personal docente para un centro educativo. El perfil permite identificar cada competencia que ha sido asignada a un cargo específico, como también las competencias que permitirán evaluar en el futuro el desempeño esperado para tal cargo.

En general, se concibe el perfil profesional del egresado como el conjunto de competencias, rasgos y capacidades que, certificadas apropiadamente (esto dependerá de las políticas educativas de cada país), permiten que alguien sea reconocido por la sociedad como profesional, y que tiene además la posibilidad que se le puede encomendar tareas para las que se supone capacitado y, sobre todo, competente. En el mismo sentido, un perfil de competencias puede constituir la unidad de gestión de los diversos procesos “internos” como el de selección, evaluación y desarrollo de la carrera profesional docente.

De acuerdo a lo expresado anteriormente, disponer de una descripción del perfil profesional tiene relevancia en cuanto a la promoción y reclutamiento de estudiantes, al diseño y evaluación curriculares y en término de respuesta a necesidades del mercado del trabajo. La lectura del perfil profesional de una carrera en particular debería dar una imagen lo más cercana posible a las acciones que realiza un egresado de la carrera de su ámbito profesional de desempeño, esto según las ideas expresadas por Corvalán y Hawes (2005). Así también, permitir orientar el proceso de formación, proporcionando las claves para la selección de tópicos que den consistencia y validez al currículo. Finalmente, se concibe al perfil profesional del egresado como la declaración institucional acerca de los rasgos que determinarán al egresado, expresados en términos de competencias en diferentes dominios de la acción profesional. En palabras de Elena Barba y otros autores, la construcción de un perfil profesional del egresado significa:

“… algo más que un cambio de nombre. Supone reposicionar el rol del docente y las prácticas de gestión, con sentido estratégico, en contextos de innovación, mejora de la calidad educativa y aprendizaje permanente. Implica también desarrollar instrumentos para superar la rutinización, la uniformación, la lentitud y el desfase de los proyectos de gestión, la falta de autonomía y la creatividad. (Barba y otros, 2008: 16).

Hay que considerar que estos perfiles (que en muchos países se encuentra en un proceso de instalación con el fin de mejorar la gestión en las organizaciones educativas), manifiestan una falencia en que si bien entregan directrices de cómo evaluar la gestión docente del profesor en la sala de clases, siguen teniendo el carácter genérico y no especifican ni hacen mayores diferencias entre las diversas disciplinas que se enseñan en el sistema.

Concluyendo, podemos decir que quizá sea un poco pretencioso indicar que existen competencias exclusivamente docentes, ya que en sus enunciados tales competencias no se diferencian mucho de otras que tienen un campo de aplicación distinto como, por ejemplo, las del ámbito netamente laboral. Por lo mismo, quizás el mérito mayor de la propuesta hecha por los autores consultados es que han elaborado una transferencia hacia el ámbito docente contextualizando las necesidades que dicho ámbito precisa, porque al apreciar los listados de competencias revisados, las diferencias de esquemas y estructura en la organización de un programa de formación por competencias entre uno y otro campo no son significativas. Lo importante aquí es seguir desarrollando la idea de cómo se genera la relación entre formación y desarrollo de competencias.

Lo anterior no impide que podamos hacer una síntesis caracterizadora de las competencias, aunque es evidente por lo aportado hasta ahora la dificultad de concretar un concepto universal y compartido de lo que es competencia, pero intentaremos llegar a nuestra propia descripción conceptual (Pavié, 2007) de la misma, que incluirá las posibles competencias docentes:
a) La competencia es un grupo de elementos combinados (conocimientos, destrezas, habilidades y capacidades) que se movilizan e integran en virtud de una serie de atributos personales, en contextos concretos de acción.
b) Es educable, se mejora e incrementa la comprensión cognitiva tanto en el aspecto teórico como en la ejecución efectiva en la práctica profesional. El aprendizaje tendría al menos dos dimensiones, sería teórico y experiencial. Esto implica la consideración de las personas como sujetos capaces de comprender los significados implícitos a su desempeño para obtener un resultado competente.
c) Tiene un componente dinámico, puesto que se establece a través de la secuencia de acciones, la combinación de varios conocimientos en uso, de la puesta en práctica de la teoría.
d) Es una capacidad real para lograr un objetivo en un contexto dado de acuerdo a ciertos resultados exigidos (Mertens, 1996). Se exige que quien aprende esté al menos en condiciones de escoger la estrategia más eficaz en relación a la situación que debe afrontar en cada caso con el fin de obtener un resultado satisfactorio.
e) En cuanto a la aplicación práctica, al tener un carácter multidimensional (Mulder, Weigel y Collings, 2008) debe tener como contexto de ejecución una labor profesional, en donde el desempeño competente está definido por una secuencia de acciones que combinan una serie de conocimientos adquiridos previamente. Lo anterior no sería muy útil si el profesional, una vez que adquiere un esquema operativo, no es capaz de transferirlo a otra familia de situaciones (Le Boterf, 2000).
f) La preparación de personas polivalentes con formación integral, capaces de desempeñarse eficazmente en distintas funciones dentro de las organizaciones (Barba y otros, 2008).
g) Su adquisición supone acciones muy diversas que escapan incluso de lo intencional y sistemático, si asumimos la importancia de lo informal (Navío, 2005). Además, la consideración de lo contextual y la apuesta por lo informal supone que la evaluación sea una acción inevitable si se asume su condición relativa en el espacio y tiempo, lo que quiere decir que ser competente aquí y hoy no significa ser competente mañana y en otro contexto. Las acciones adquieren su sentido de acuerdo a una interpretación eficiente que se dé de ellas en un marco con límites operacionales fijados por una organización (normas), sea esta educativa o no.
h) La evaluación, sea cualquiera su naturaleza (docentes, profesionales, específicas o conductuales) deja de concentrarse sólo al final del proceso. Incluye e integra nuevos procedimientos con carácter formativo y continuo y tiene en cuenta los estándares de desempeño y las normas de competencia.

Considerando las características expuestas anteriormente, proponemos nuestra definición de competencia profesional docente como aquel grupo de conocimientos, técnicas de enseñanza y rasgos personales que, mediante su aplicación y transferencia oportuna, le permite al profesor mejorar la calidad del aprendizaje de sus alumnos en un ámbito específico del saber.

Publicado por www.elnaveghable.cl

viernes, 15 de enero de 2010

Ideas esenciales de la Educación Inclusiva

• La inclusión es un concepto teórico de la pedagogía que hace referencia al modo en que se debe dar respuesta en la escuela a la diversidad. Es un término que surge en los años 90 y pretende sustituir al de integración, hasta ese momento el dominante en la práctica educativa. Su supuesto básico es que hay que modificar el sistema para responder a todos los alumnos, en vez de entender que son los alumnos quienes se tienen que adaptar al sistema, integrándose en él.

1 Ideas esenciales de la Educación Inclusiva
2 Implementación
3 Delimitación conceptual entre integración e inclusión
4 Desarrollo del concepto de Inclusión Educativa
5 Enlaces externos

La educación inclusiva se presenta como un derecho de todos los niños, y no sólo de aquellos calificados como con Necesidades Educativas Especiales (NEE). Pretende pensar las diferencias en términos de normalidad (lo normal es que seamos diferentes) y de equidad en el acceso a una educación de calidad para todos. La educación inclusiva no sólo respeta el derecho a ser diferente como algo legítimo, sino que valora explícitamente la existencia de esa diversidad. Se asume así que cada persona difiere de otra en una gran variedad de formas y que por eso las diferencias individuales deben ser vistas como una de las múltiples características de las personas. Por lo tanto, inclusión total significaría la apuesta por una escuela que acoge la diversidad general, sin exclusión alguna, ni por motivos relativos a la discriminación entre distintos tipos de necesidades, ni por motivos relativos a las posibilidades que ofrece la escuela. Desde esta postura, el uso de espacios y tiempos separados para cualquier alumno en determinados momentos se niega por su carácter excluyente. Los principios de la escuela inclusiva están ideológicamente vinculados con las metas de la educación multicultural.

Implementación
Las escuelas inclusivas suponen un modelo de escuela en la que los profesores, los alumnos y los padres participan y desarrollan un sentido de comunidad entre todos los participantes, tengan o no discapacidades o pertenezcan a una cultura, raza o religión diferente. Pretenden una reconstrucción funcional y organizativa de la escuela integradora: adaptar la instrucción y proporcionarles apoyo a todos los estudiantes de modo que profesores ordinarios y profesores de apoyo trabajan conjuntamente y coordinadamente dentro del contexto natural del aula ordinaria, favoreciendo el sentido de pertenencia a la comunidad y la necesidad de aceptación, sean cuales fuesen las características de los alumnos.
La escuela inclusiva forma parte de un proceso de inclusión más amplio; supone la aceptación de todos los alumnos, valorando sus diferencias; exige nuevos valores en la escuela; implica incrementar la participación activa (social y académica) de los alumnos y disminuir los procesos de exclusión; supone crear un contexto de aprendizaje inclusivo desarrollado desde el marco de un currículo común; exige la reestructuración escolar y el abordar a esta desde una perspectiva institucional; es un proceso inacabado, no un estado.

Delimitación conceptual entre integración e inclusión
Las principales diferencias entre integración e inclusión son las siguientes:
- La integración se basa en la normalización de la vida de los alumnos con necesidades educativas especiales; sin embargo, la inclusión se presenta como un derecho humano, por lo que se trata de un objetivo prioritario a todos los niveles y que, además, se dirige a todos los alumnos y a todas las personas, pues la heterogeneidad es entendida como normal.
- La integración se centra en los alumnos con necesidades educativas especiales, para los que se habilitan determinados apoyos, recursos y profesionales, mientras que la inclusión se basa en un modelo socio comunitario en el que el centro educativo y la comunidad escolar están fuertemente implicados, conduciendo al mejoramiento de la calidad educativa en su conjunto y para todos los alumnos. Se trata de una organización en sí misma inclusiva, en la que todos sus miembros están capacitados para atender la diversidad.
- La integración propone la adaptación curricular como medida de superación de las diferencias de los alumnos especiales; la inclusión propone un currículo común para todos en el que implícitamente vayan incorporadas esas adaptaciones. El currículo no debe entenderse como la posibilidad de que cada alumno aprenda cosas diferentes, sino más bien que las aprenda de diferente manera.
- La integración supone, conceptualmente, la existencia de una anterior separación o segregación. Una parte de la población escolar que se encuentra fuera del sistema educacional regular se plantea que debe ser integrada a éste. En este proceso el sistema permanece más o menos intacto, mientras que quienes deben integrarse tienen la tarea de adaptarse a él. La inclusión supone un sistema único para todos, lo que implica diseñar el currículo, las metodologías empleadas, los sistemas de enseñanza, la infraestructura y las estructuras organizacionales del sistema educacional de modo tal que se adapten a la diversidad de la totalidad de la población escolar.

Desarrollo del concepto de Inclusión Educativa

El origen de la idea de inclusión se sitúa en la Conferencia de 1990 de la UNESCO en Tailandia, donde se promovió la idea de una Educación para todos. A raíz de esta conferencia, en la llamada Conferencia de Salamanca en 1994, se da una adscripción a esa idea de modo casi generalizado como principio y política educativa, proclamándose principios que han de guiar la política y práctica en la construcción de una educación para todos.

viernes, 1 de enero de 2010

Hacia dónde va la educación técnico profesional ?

La educación técnica y la formación profesional en los años ochenta y noventa del siglo pasado se constituyeron como ofertas diferenciadas. La educación técnica siempre estuvo asociada a los ministerios de educación y la cultura de la escuela, con carácter propedéutico. Fue concebida como un sub sistema o modalidad dentro de la oferta educativa de nivel medio.
La formación profesional definida en sus orígenes como un sistema de formación para los trabajadores, se caracterizó por su independencia del sistema educativo regular y su flexibilidad, que la ubica en un espacio de educación no formal se basa en un gobierno tripartito; Estado, empresas y trabajadores.
La tradicional oferta de la formación profesional centrada en los organismos rectores que planifican, administran la oferta de capacitación, evalúan, certifican, o sea, asumen todo el circuito del sistema de capacitación, comienzan a ser observadas por lo altamente burocrático de su gestión, con la consecuente lentitud en sus posibilidades de satisfacer la demanda del mercado e impregnándose de una cultura endogámica que centra la oferta del sistema de capacitación en su propia racionalidad, perdiendo la flexibilidad y alta capacidad de respuesta a las necesidades económicas y sociales derivadas del ajuste y la reestructuración económica que caracterizó a los 90.

Las reformas de los años ochenta y noventa del siglo pasado han marcado otros escenarios para la educación técnico-profesional, replanteando su inserción en el sistema educativo y delineando nuevas tendencias. El 2004 se inicia la conversión de los centros educativos ocupacionales, siendo la Educación Técnico Productiva, la forma de educar orientada a la adquisición y desarrollo de competencias laborales y empresariales en una perspectiva de desarrollo sostenible, competitivo y humano; así como a la promoción de la cultura innovadora que responda a la demanda del sector productivo y a los avances de la tecnología del desarrollo local, regional y nacional; así como a las necesidades educativas de los estudiantes en sus respectivos entornos. Así mismo, contribuye a un mejor desempeño de la persona que trabaja, a mejorar su nivel de empleo y a su desarrollo personal.

martes, 15 de diciembre de 2009

Educación, Formación y Aprendizaje Permanente



 La educación, la formación y el aprendizaje permanente contribuyen al desarrollo personal, propician el acceso a la cultura y la ciudadanía activa, por ello es necesario desarrollar políticas de educación, formación y aprendizaje permanente que  promuevan la empleabilidad de las personas a lo largo de la vida.
 La mejor manera de elaborar estas políticas es a través de un proceso de diálogo social.

 Para resultar eficaces, estas políticas han de formar parte sustancial de políticas integrales en los ámbitos económico, social, de mercado de trabajo y de programas destinados al
crecimiento económico y del empleo. La educación de calidad, la formación previa al empleo y el aprendizaje a lo largo de la vida son los tres pilares necesarios para fomentar y mantener la empleabilidad de las personas.
 Cuando estén respaldadas por mecanismos transparentes e imparciales de evaluación, certificación y reconocimiento de las aptitudes profesionales, las políticas de educación y formación garantizarán que las
aptitudes adquiridas son transferibles en las empresas, las industrias, los sectores y las instituciones educativas.





sábado, 12 de diciembre de 2009

La Educación Técnica y el compromiso de responder a los requerimientos de la Industria

La capacitación para fomentar el desarrollo económico local en nuestro país se debe asumir a partir de sus propias capacidades, recursos y posibilidades de articularse con los mercados nacionales y externos.
 
El desarrollo de la comunidad se dará a partir de su organización para adecuarse a las demandas del entorno. Fortaleciendo las competencias de sus funcionarios para responder a las exigencias de la población.

 
Partamos considerando la capacitación en las actividades productivas locales. Misión de los centros de formación de la educación técnica, que generan un entorno favorable a la competitividad local, que contribuye al mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes.

“PRAGMATISMO EN VEZ DE PERFECCIONISMO”.
Iniciemos actividades concretas:
  • Talleres de sensibilización en la comunidad local, educativa y empresarial.
  • Talleres de transferencia de metodologías y herramientas para el desarrollo empresarial.
  • Talleres de capacitación para dirigentes gremiales.
  • Fortalecimiento de capacidades a través de cursos modulares.
  • Diagnósticos participativos de competitividad.
  • Debates públicos con las autoridades.



 

 

 

 

 

 

jueves, 10 de diciembre de 2009

Una escuela de calidad es una escuela inclusiva


El doctor en Educación Javier Murillo, académico de la Universidad Autónoma de Madrid nos dice que "Para transformar una escuela, hay que cambiar a los profesores en el sentido de capacitarlos, apoyarlos y promover su perfeccionamiento permanente". Este cambio debe ser planificado, sistemático, coordinado, asumido y liderado por la misma escuela, puntualiza que “La inclusión y liderazgo son claves para una escuela eficaz y de calidad”

Entre los factores que destaca el doctor Murillo se encuentran:

            • El sentido de comunidad que debe tener una escuela.
            • El buen clima en el aula,
            • Liderazgo en la dirección del establecimiento,
            • Calidad del currículo de los profesores,
            • La apropiada gestión del tiempo,
            • La participación de la comunidad en la escuela,
            • El desarrollo profesional docente,
            • El perfeccionamiento continuo,
            • Las altas expectativas de desarrollo y
            • Buenas instalaciones y recursos.